Un dedo- el Dedo de Baldomero- es proclamado intendente en un paraje ubicado en la serranía cordobesa. Con sutil ironía, Alberto Assadourian nos introduce en un mundo mágico donde la pasión y la violencia están presentes como corrientes sanguíneas de una América Latina acostumbrada a los desbordes. Los protagonistas se entretejen sobre el paisaje, esperando que las utopías cobren sus derechos dejándose vivir. En los cuentos de La Patriada el autor nos había anticipado esa cosmogonía del hombre rural expectante a espaldas de un urbanismo transformador, pero sujeto a los mandatos de la tierra con sus caminos entrelazados a los sueños. Es la tensión entre realidad y utopía. los lectores de Juan Rulfo con su mexicana Comala o de Héctor Tizón inspirado en su jujeña Yala, encontrarán en este nuevo horizonte ficcional de Cerro Colorado otra circunferencia de esa espiral inacabada que es la imaginación de nuestro continente latinoamericano.
Comentario de la Licenciada Susana Chas pronunciado en las “Jornadas Literarias” (2003) del Centro de Ex Becarios y Residentes Argentinos en Francia (CEBRAF), Alianza Francesa de Córdoba: «El humor, el absurdo, la parodia y la ironía están presentes desde el título que anuncia el protagonismo del dedo de Baldomero, y el comienzo de la novela con la voz de éste que dice: “Cuando escucho mi dedo sé que existo”. Pero también lo está el mundo mítico-mágico, que lo emparienta con Rulfo y García Márquez, más cercana su prosa al tenso lirismo de Rulfo que a la exuberante e impecable del colombiano. Sin embargo, bien podría Assadourian hacer suyas las palabras de éste cuando declara: “Mi compromiso es con toda la realidad, el de una literatura referida a toda la realidad”. Para García Márquez, “la realidad es también los mitos de la gente, es las creencias, es sus leyendas; que no nacen de la nada, son creadas por la gente, son su historia, son su vida cotidiana e intervienen en sus triunfos y sus fracasos.” Este tipo de narrativa de índole mítica en la representación del mundo, no se limita al mundo de lo aparente, la normalidad, lo razonable y creíble, o lo empíricamente confiable [dice René Jara en “Del mito en García Márquez”], la representación se amplía a las otras esferas igualmente legítimas de la realidad humana, a lo patológico, el absurdo, la magia, el instinto, los arquetipos del inconsciente. Así pues, esta novela de Assadourian entroncada en el realismo mágico latinoamericano, bien puede erigir un dedo en protagonista, héroe y santo benefactor de un pueblo tan antiguo de nuestras sierras cordobesas. Pero advertimos que lo que estamos leyendo son hechos de un pasado cercano escritos en “clave alusiva”, salpicados con leyendas y mitos engendrados por otros hechos de violencia de un pasado remoto. El lenguaje juega un papel importantísimo, atrapando al lector con sus metonimias, metáforas, alegorías, refranes, dichos de la zona, fragmentos de discursos históricos y alusiones a los jóvenes que apoyaron la Reforma Universitaria del ‘18 y a los que aún hoy la defendían como el doctor “honoris populi” Pánfilo González, que también había participado, como estudiante en Córdoba, en las veladas embrujadas del barrio Clínicas. Pero ni los aparecidos, ni los descuartizados, ni el haberse topado con la enigmática Pelada de la Cañada, habían impactado tanto a este personaje como el Dedo de Baldomero, al igual que a los lectores cordobeses.»
«El Dedo de Baldomero», por Beatriz Martinez de Barsky (Revista La Intemperie): «En este libro todo es extraordinario, empezando por su título, que alude a un dedo, el dedo de Baldomero, como eje de un desarrollo cargado de fantasía y magia. Poseedor de un estilo narrativo muy especial, Alberto Assadourián relata una historia, que si bien no cabe duda que está ambientado en un caserío perdido en las sierras de Córdoba, es descrito de un modo tan etéreo que surgen dudas sobre su existencia. La narrativa de los hechos integra el plano real histórico y el plano de la imaginación, aspirando a crear una novela total de la realidad para abarcar todos los niveles de la imaginación. El lector mismo es impelido a utilizarla cuando avanza el relato, cuando el dedo comienza a dirigir los destinos del pueblo, allí se produce una suerte de bifurcación de caminos, lo que estimula la imaginación y la labor interpretativa. En este mundo mágico que llega al absurdo, la ironía está siempre presente. Sus personajes delineados con picardía, no exenta de ternura, no son aprisionados sino que surgen con sus flaquezas, ignorancia, atavismos místicos, generosidad, contradicciones, siempre envueltos en una bruma de indecisiones, como si el paisaje mismo fuera otro personaje que los abrazara y los retuviera enraizados en su lugar. Libro de apariencia simple amerita leerlo cuidadosamente deleitándose en sus poéticas descripciones y sobre todoen sus profundas y cautivantes ironías. El dedo de Baldomero, constituye un original aporte al patrimonio del realismo mágico latinoamericano.»
En el año 2012 se estrenó la película «El Dedo» del director Sergio Teubal, oriundo de Buenos AIres, basado en el libro «El dedo de Baldomero». Está protagonizada por Fabián Vena, Gabriel Goity, Martín Seefeld y Mariana Briski, más la participación especial de Roly Serrano. La película tuvo repercusión en varios festivales de cine que se realizaron en Argentina y otros países de Latinoamérica, como México, ganando una serie de menciones y premios. Ganó el premio Balance de Plata en el 8° Encuentro de Cine Argentino Europeo Pantalla Pinamar 2012 y también como mejor Ópera Prima en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, fue declarada de Interés por la Subsecretaría de Cine de Córdoba y el Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales la reconoce como Película de Interés Nacional. Desde aquí puedes acceder al trailer de la película.